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Entrevista a Luis María Cifuentes tras el programa «Filosofía en prisiones»

«Más allá de los partidos políticos los ciudadanos tenemos que organizarnos en otro tipo de asociaciones en la sociedad civil para presionar al poder político y a los poderes económicos mediante luchas sociales bien articuladas»

D. Luis María Cifuentes es Catedrático de Filosofía y ha sido, hasta 2016, presidente de la Sociedad Española de Profesores de Filosofía (SEPFI), y presidente de la Liga de la Educación en Madrid ha sido uno de los impulsores del proyecto ‘Filosofía en prisiones‘ que os contamos en posts anteriores.

En la entrevista que llevamos a cabo nos cuenta con detalle cómo ha sido la experiencia del programa.

 

  • ¿Cómo surge el programa “Filosofía en prisiones”?

La idea de programar un Taller de Filosofía en alguna prisión surgió de los Congresos de “Más Filosofía” que se celebran en Madrid desde 2017 en el mes de noviembre con motivo del Día Mundial de la Filosofía. En esos Congresos, en 2017 y 2018 un profesor y amigo de la Universidad de Sevilla, José Barrientos, nos explicó su Programa de Intervención en varias prisiones andaluzas y en México DF. A partir de la participación en esos Seminarios de Soledad Hernández , de Javier Méndez y yo mismo, comenzamos a madurar la idea de introducir en alguna prisión madrileña un Taller de Filosofía con el fin de colaborar en la mejora del ambiente cultural en las prisiones.

En la entrevista con los responsables de esa Secretaría General se nos atendió muy bien. En la entrevista nos expusieron todas las condiciones exigidas para poder acceder a las prisiones entre las que estaba acudir bajo la cobertura de una ONG. Acudimos a la Liga Española de la Educación de la que yo mismo soy miembro hace más de treinta años (además soy actualmente el Presidente de la Liga Madrileña).  La respuesta del Presidente de la Liga Victorino Mayoral y de todos los miembros de la Junta Directiva fue muy positiva y el Seguro para los Voluntariado de la Liga nos cubrió perfectamente trabajo en las prisiones.

Desde el mes de mayo de 2019 hasta octubre de ese mismo año preparamos todo el material didáctico necesario para comenzar en octubre con una sesión quincenal al mes de dos horas. El cronograma que propusimos fue de octubre a diciembre de 2019 y desde enero a marzo de 2020, siendo la duración total del Taller de Filosofía de seis meses. Realizamos finalmente once sesiones porque la del 23 de marzo fue suspendida por la pandemia de la COVID 19.

  • De momento se ha llevado a cabo en los Centros Penitenciarios de Madrid 1 (Mujeres) y Madrid 2 (Varones) ¿se ha planteado llevarlo a otros centros penitenciarios?

Efectivamente, Javier Méndez y yo hemos hecho el Taller de Filosofía en la prisión de Madrid 2 con un grupo de 20 internos, normalmente asistieron unos quince internos y su grado de participación ha sido constante y comprometido debido a que los temas y dinámica del Taller les resultó atractiva.

Todos los internos procedían del Módulo de Respeto, donde están los presos con mejor comportamiento y que pueden tener mejor disposición para este tipo de actividades. Además en el grupo observamos una capacidad argumentativa que permitía profundizar en los debates.

Aunque mi valoración es positiva, considero que hay una serie de aspectos a mejorar para la continuidad de la iniciativa de cara a próximos cursos:

  • Ampliación de los horarios (que son de tiempo limitado para poder llevar a cabo la actividad, de dos horas iniciales, nos recortaron a una hora y media por sesión),
  • Dotar de recursos y materiales pedagógicos a las prisiones para el desarrollo de este tipo de actividades.

A esto se le añade, la actual situación sanitaria que conlleva la pandemia COVID 19 y que impide el desarrollo de los talleres de forma fluida, así como su ampliación a otras prisiones.

Esperamos que una vez superada la actual situación puedan retomarse y animo como Presidente de la Liga Madrileña a compañeros y compañeras de Filosofía que desean proseguir con este tipo de Taller de Filosofía a continuar con esta importante labor. Me comprometo a gestionar y dar las mayores facilidades en términos burocráticos con la Liga de la Educación y la Secretaría de Instituciones Penitenciarias.

  • ¿Por qué consideran que es necesario llevar la filosofía a los centros penitenciarios?

Se enmarca en lo que se denomina Prácticas de Filosofía que desde hace dos décadas se han ido extendiendo por toda Europa. Hay una nueva manera de enfocar la presencia de la Filosofía fuera del ámbito académico, que Kant llamó en su día “Filosofía mundana” y que en el siglo XX tuvo en el libro “Más Platón y menos Prozac” (1999) de Lou Marinoff uno de los ejemplos más conocidos de la Consulta Filosófica fuera de las aulas. La idea de que se puede acudir a la Filosofía como método de autoconocimiento y de mejora de las relaciones sociales para obtener un mayor equilibrio personal y mayor grado de felicidad es lo que subyace en la “consulta filosófica” que practican algunos colegas de Filosofía. No se trata de impartir clases de Filosofía, sino de crear un clima de cuestionamiento filosófico a partir de las preguntas que todas y todos nos podemos hacer en nuestra vida cotidiana. En el caso del Taller de Filosofía en prisiones se trata de plantear al grupo de internos o internas una serie de cuestiones que conectan su vida diaria en la cárcel con temas de tradición y raíces filosóficas y ayudarles a replantearlos con el apoyo de los filósofos. Por ejemplo, el tema de la justicia para  los internos fue muy interesante porque ellos mismos partían de su realidad, de su contexto vital en la prisión, porque precisamente habían sido condenados por la “justicia” y eso les obligaba en el Taller a replantearse cómo pensaban y vivían el concepto y la realidad de la justicia.

  • ¿Cuáles fueron los principales contenidos?

Antes de comenzar el Taller elaboramos un esquema de los temas generales que queríamos desarrollar. Yo siempre tuve muy claro y así se lo expuse a mis colegas Soledad y Javier que los temas tenían que versar sobre aspectos de filosofía moral, social y política que tuvieran algún tipo de relación conceptual con las vivencias de los internos e internas en la cárcel. Hablar de libertad, de justicia, de autonomía moral y de democracia es pertinente porque nos permite partir de su contexto vital y a partir de ahí elaborar una reflexión filosófica sobre esos temas. Antes de iniciar esos temas de filosofía moral, social o política, Soledad propuso que las sesiones iniciales, una o dos, las dedicásemos a plantear cuestiones de autoconocimiento que les obligaran a pensar sobre su estado psicológico en ese momento de su vida y también les ayudasen a cuestionar el tema de la relatividad de la consecución de la verdad. Esa vinculación de elementos psicológicos con epistemológicos al comienzo del Taller tenía como objetivo que se replanteasen desde el principio una serie de prejuicios que todos ponemos tener acerca de nosotros mismos y de nuestro entorno social y en los que vivimos instalados sin tener conciencia de ello.

El diálogo filosófico es la herramienta metodológica fundamental. Lo esencial es constatar que el objetivo esencial de una clase de Filosofía es que funcione el diálogo socrático en el grupo y que se logre que el interlocutor logre una oralidad filosófica correcta y una escritura de disertaciones filosóficas adecuada a su nivel de edad y conocimientos. 

  •  ¿Cómo han recibido los participantes esta iniciativa? ¿Cómo se implicaron a medida que avanzaba el curso?¿Han detectado diferencias entre hombres y mujeres en los ámbitos de interés o la forma de funcionamiento o implicación?

Como se trata de actividades voluntarias para los internos e internas, puede parecer que ofrecerles clases de Filosofía no sea tan atractivas como las actividades deportivas, el teatro u otro tipo de actividades manuales que se le ofrece en el recinto carcelario. Sin embargo la propuesta tuvo muy buena acogida, debido también a que esta oferta se hizo por indicación de la dirección de las prisiones a los internos e internas de los llamados Módulos de Respeto, que se estiman más receptivos/as a este tipo de talleres.

En el caso del grupo de presos del Módulo 9 la participación de los internos en todas las actividades del Taller mediante el diálogo y el debate fue bastante buena; tanto que, en muchas ocasiones Javier y yo mismo teníamos que cortar algunas intervenciones por ser demasiado largas o por faltar al respeto a algún compañero. En este grupo de internos había dos o tres personas que tenían una preparación media en temas filosóficos por sus lecturas en la prisión ya que pueden acudir a la Biblioteca y conseguir libros de su interés. En nuestro grupo había dos personas con una formación religiosa y unas vivencias cristianas muy intensas y con ellos tuvimos  debates muy interesantes pues en los temas de filosofía moral y política es inevitable que el cristianismo no aparezca como fundamento ideológico de la moralidad o de la política. En mi caso concreto no oculté nunca ante el grupo mi visión de la filosofía desde una perspectiva laicista.

Una prueba del interés que mostraron por la filosofía fue el Cuaderno de clase en el que uno de los internos iba anotando todo lo que ocurría en las sesiones del Taller y la petición que me hicieron unos pocos de que diéramos más lecciones teóricas de Historia de la Filosofía para conocer mejor a los autores que citábamos de pasada en clase.

En cuanto a las diferencias entre los internos y las internas, nuestra compañera Soledad nos indicó que las pocas internas que acudieron no participaron con la misma intensidad. El grupo de mujeres fue mucho menor, en torno a cinco personas. Un dato significativo es que en el grupo de varones los delitos económicos eran muy abundantes (estafas, malversación de fondos, falsedad en documentos mercantiles etc.) mientras que en las mujeres casi todas estaba allí por tráfico de drogas.

Hay que recordar que el contingente total de presos en nuestro país es de unos 54.000 y de ellos solamente hay unas 4.000 mujeres. Eso señala claramente que los delincuentes en España y en todo el mundo somos mayoritariamente los varones.

  • Al comienzo del programa, ustedes les pasan una serie de cuestionarios que las y los participantes contestarán de forma anónima, ¿qué es lo que más les ha llamado la atención al analizar sus respuestas?

Casi todos los presos, aunque reconocían los hechos por los que estaban en prisión, sin embargo, no se sentían ellos mismos los responsables de sus actos y pensaban que era el contexto social, los otros o la sociedad la culpable; casi la totalidad de los presos en sus discursos sobre la libertad y la justicia eludían el concepto de responsabilidad personal y eso me ha parecido desde hace muchos años un defecto muy propio de toda la sociedad española.

Un caso paradigmático se da en la política de nuestro país en la que los políticos profesionales no quieren afrontar las consecuencias de sus decisiones  y siempre buscan un “chivo expiatorio” y acusan a otros, sean adversarios políticos o funcionarios públicos, de la mala gestión de un asunto grave como la corrupción, los fraudes, la malversación o “la pandemia”. Es un tema muy preocupante que se refleja ya en la vida escolar en los Institutos cuando sucede algún tipo de incidentes o de reacciones violentas entre el alumnado. En mi experiencia con adolescentes y también con docentes durante más de cuarenta años, he comprobado que la mayoría de docentes culpaba al MEC de la situación degradada de muchos Institutos públicos y casi todos los alumnos o alumnas buscaban los culpables de sus acciones incorrectas en otros o en la sociedad.

Desde mi punto de vista una de las graves carencias de la sociedad española es que no tenemos una educación ética y cívica basada en la responsabilidad personal. Y en eso el catolicismo ha tenido históricamente en España un papel muy negativo.

Por las respuestas he constatado además que todos los internos e internas son conscientes de que el sistema judicial y penitenciario son muy clasistas y mantienen un orden legal en el que todo está en función de la posición económica del delincuente; no es lo mismo ser delincuente del “cuello blanco” que de “cuello azul” y con las fianzas sucede lo mismo a la hora de evitar la entrada en prisión o salir antes de ella.

  • En un momento indican que durante el desarrollo del programa de octubre de 2019 a marzo de 2020, un grupo de estudiantes de la Universidad Autónoma de Madrid contacta con ustedes, mostrando su interés en el programa ¿ha surgido alguna sinergia o colaboración de esta toma de contacto?

Esta ha sido una de las grandes frustraciones de este Taller de Filosofía.  En el mes de diciembre contactaron con Soledad Hernández un grupo de tres o cuatro alumnas y alumnos de la UAM mostrando su interés en participar en nuestro Taller en prisiones. Para preparar bien su aterrizaje en una prisión nos reunimos en dos ocasiones en diciembre del 2019 y en enero de 2020 para conocernos, informarles de todo el proyecto y elaborar algunos materiales didácticos para el Taller.

Sin embargo debido a la escasa eficiencia en las relaciones con Instituciones Penitenciarias y con los directivos de la cárcel la colaboración con los alumnos y alumnas (cinco en total) fue imposible debido a que hasta marzo de 2020 no nos dieron la respuesta oficial;  así, solamente pudo acudir con nosotros a la cárcel de Madrid 1 de mujeres una alumna y ya en el último día del curso, el 9 de marzo.

En las reuniones con el alumnado de la UAM pudimos constatar su gran interés en participar en esta Práctica de Filosofía en prisiones.

  • ¿Cuáles son los debates más relevantes o que partes del temario/filósofos o libros han generado más interés entre las y los participantes?

Los temas «justicia y libertad» han sido los que más les han interesado, pero en general el grupo participó con mucho interés en todas las sesiones y todos los debates fueron muy interesantes. Hay que señalar que la primera fase de cada sesión con ellos se iniciaba siempre con imágenes o videos en la pantalla mediante un ordenador portátil que teníamos en el aula y recuerdo que las diapositivas con los dibujos de C. Escher suscitaron comentarios muy interesantes porque son imágenes con una carga filosófica indudable que yo había utilizado previamente en mis clases de Filosofía durante años. 

Otro elemento metodológico que tuvo mucho impacto fueron los aforismos filosóficos y los refranes que les pasábamos en fotocopias tras la visualización de las imágenes. Ese estilo aforístico contiene un factor de motivación extraordinario porque condensa en pocas líneas o palabras un mensaje ambivalente, contradictorio o es un oxímoron que suscita siempre una perplejidad y un debate sobre un tema filosófico. Además en cada aforismo se citaba al autor o autora y eso nos permitía explicar algunos datos del contexto histórico del autor o autora de la frase en cuestión. Por ejemplo, la frase de Sartre de que “el ser humano está condenado a ser libre”, nos permitió manejar varios conceptos que ellos mismos vivían cada día: estaban condenados, tenían falta de libertad y aspiraban a ser libres fuera de la cárcel. Por eso todas las paradojas y oxímoros que habíamos seleccionado para reflexionar en clase fueron de una potencia motivadora extraordinaria.

Las clases de filosofía deben ser provocadoras y escandalosas desde el punto de vista cognitivo y ético; por eso durante muchos años he tenido como ejemplo a imitar la actitud de Sócrates que fue llamado en su época “el tábano de Atenas”. Si no hay un lenguaje que se use como un “aguijón punzante” que desvele las falacias, las contradicciones, las paradojas y los oxímoros hoy los ciudadanos en general seguirán adormecidos y anestesiados; para despertar la racionalidad crítica lo mejor es un buen profesor de Filosofía.

  • Desde la práctica de este programa de intervención, ¿Cómo valora las condiciones de nuestros presos y presas?¿qué líneas de mejora han observado de cara a la consecución de la reinserción en nuestros centros penitenciarios?

Recuerdo con claridad que en el vestíbulo de acceso a la prisión de Madrid 2 donde teníamos que pasar el control y el registro principal de acceso a la prisión había un cuadro que enmarcaba el Articulo 25.2 de la Constitución española en el que se recoge la finalidad esencial de la privación de libertad en las cárceles: la reeducación y la reinserción social.  Esa es la teoría y sobre ella te mantenido muchas y fructíferas conversaciones con mi hermana Ángeles que es especialista en el tema y ha trabajado más de treinta años en cárceles y en Instituciones penitenciarias.

Estoy totalmente de acuerdo en que la reeducación y la reinserción son los fines esenciales a los que todo el funcionamiento de una prisión deben estar  orientados. La libertad es un elemento esencial de toda vida humana y si privamos a alguien del derecho a vivir libremente es porque ha cometido delitos que han dañado a personas o bienes en un grado mayor o menor. La idea de que los presos o presas están muy contentos en una prisión es una falsedad manifiesta porque todos amamos la libertad y deseamos disfrutar de una vida libre, fuera de una prisión.

¿De qué modo hemos coadyuvado nosotros con este Taller de Filosofía a que se cumpla el objetivo de la reeducación de los presos que proclama la Constitución? Yo creo que no puedo dar una respuesta clara y fundamentada a esta pregunta porque solamente han sido once sesiones de hora y media durante seis meses y con ese período de experimentación no se puede realizar una evaluación clara todavía. Hay elementos que me permiten afirmar que el grupo de varones que asistió a nuestro Taller pudo reflexionar con cierta profundidad sobre los temas tratados y en algunos casos se despertaron en ellos deseos de saber más sobre filosofía y sobre algunos autores. Hay que tener en cuenta que en los Módulos de Respeto hay muchos internos que ya están esperando la concesión de la “libertad condicional” y su obsesión continua es cómo conseguir salir de la prisión y reinsertarse en el mundo laboral.

El Taller de Filosofía puede haberles servido a algunos para cambiar su percepción de la realidad, para reinterpretar la sociedad de un modo distinto y para adoptar una actitud de reflexión y de serenidad ante la vida, pero es evidente que su reinserción social no depende de la Filosofía, sino que depende sobre todo del currículum personal y de las capacidades profesionales que cada preso tenga a la hora de salir de la prisión.

Nuestro Taller no puede resolver todos los problemas sociales y laborales que tiene hoy la sociedad española ni era ése su objetivo ni finalidad. La reeducación filosófica que hemos podido ofrecer a este grupo de internos es una gota muy pequeña en un océano como es la prisión y la sociedad. Las valoraciones positivas que hemos recogido muchos días en el cuestionario final de las sesiones han sido en su mayoría muy positivas, pero nuestra incidencia en un grupo de 15 internos ha sido sin duda muy limitada a nivel general. La mayoría de los internos ni se han enterado de la existencia de nuestro Taller y nuestro alumnado ha sido minoritario y selecto, el del Módulo de Respeto.

Una idea que quiero dejar muy clara es que se puede hacer un Taller de Filosofía con presos y presas y que el esfuerzo puramente voluntario merece la pena, porque la educación filosófica se basa en el racionalismo crítico, pero también puede aportar ayudas para conseguir una actitud reflexiva y un modo de vida más sereno y clarividente e incluso una ironía socrática que es imprescindible para convivir con las paradojas existenciales en las que los presos y todos los humanos estamos instalados.

  • Dentro los valores de la Liga de la Educación está la promoción de la ciudadanía, la solidaridad y la laicidad, como bases para la construcción de una ciudadanía social ¿De qué modo este taller de filosofía aportó a los  presos o presas una reflexión sobre la ciudadanía, sobre la solidaridad y sobre la laicidad? 

Sobre la condición de ciudadanos de los internos con los que he trabajado en la prisión de Madrid 2, debo decir que hemos hecho una interesante reflexión sobre el poder político y sobre la calidad de nuestra democracia en España a lo largo de varias sesiones. Todos ellos eran conscientes de que su objetivo principal era conseguir la libertad y salir de la prisión; por eso cuando se hablaba de la justicia en esta sociedad democrática todos ellos mostraban su escepticismo y su desconfianza en las instituciones democráticas. Su sentido de la ciudadanía y su deseo de participación en la política se reducía solamente a votar sin ninguna esperanza de cambio. El concepto de ciudadanía que yo trasladé siempre al grupo de reclusos es que la democracia no es perfecta pero que la alternativa no puede ser la dictadura. Los que por edad hemos vivido bajo el franquismo tenemos que hacer consciente a otros más jóvenes que ser ciudadanos no es lo mismo que ser súbditos, pero el grupo siempre me contestaban que el poder económico es el que gobierna y manda en nuestra democracia y que por tanto los votos no sirven para casi nada.  Realmente la crítica al funcionamiento real del poder económico y su imposición sobre los políticos es un tema muy serio. En ese ámbito de reflexión yo les trataba de hacer ver que más allá de los partidos políticos los ciudadanos tenemos que organizarnos en otro tipo de asociaciones en la sociedad civil para presionar al poder político y a los poderes económicos mediante luchas sociales bien articuladas.

En cuanto a la solidaridad, que es otro de los leitmoiv de la Liga, puedo decir que durante la celebración del Taller hice varias alusiones a tres grandes líderes morales del siglo que a mí me parecen referentes morales para toda la Humanidad: Gandhi, Luther King y Nelson Mandela. Todos coincidieron conmigo en esa valoración positiva de esos personajes; pero cuando analizábamos situaciones de su vida cotidiana en la prisión enseguida se veía cómo todos se solían comportar de forma individualista y muy poco solidaria, buscando su beneficio individual y no la ayuda mutua o el bienestar del grupo. La solidaridad entre los presos no parece ser la conducta normal porque según comentaban en los debates acerca del amor y del egoísmo, si en la sociedad prima la ley del más fuerte y el interés egoísta, en una cárcel lo que funciona es buscar el máximo beneficio individual en todas las situaciones de la vida cotidiana en prisión. En numerosas ocasiones trabajamos sobre cómo una sociedad no puede funcionar si no hay un mínimo de confianza en los demás, un sentido de ayuda mutua y una solidaridad con los más desfavorecidos. Creo ellos al principio del Taller estaban en la tesis de T. Hobbes del “Homo homini lupus” y al final del curso ya veían la necesidad de ser solidarios con los demás.

En cuanto a la tercera idea que es la base de la Liga, la laicidad, las intervenciones de dos personas muy versadas en el cristianismo me hicieron en varias ocasiones intervenir con cierta extensión en la explicación de la laicidad y del laicismo, pero no hubo tiempo suficiente para analizar todo el tema a fondo. Percibimos que las dos personas que más intervenían, una protestante y otra católica, hablaban del cristianismo con cierta superioridad moral y debatimos sobre ello. Esa falsa idea acerca de laicismo como si fuese el enemigo de la religión sigue vigente tras muchos años de dictadura franquista y por eso es necesario aclarar en todos los lugares, incluidas las prisiones, cuál es el verdadero concepto de laicidad y de laicismo. Lo cierto es que la mayoría de los internos, salvo uno que era muy anticlerical,  no parecían interesados en hablar del cristianismo, quizás por indiferencia o por ignorancia.