Madrid, 21 de julio de 2020. La Encuesta de Condiciones de Vida 2019, que ha hecho hoy pública el Instituto Nacional de Estadística, señala que el riesgo de pobreza o exclusión social (AROPE) en España remite ligeramente en todos los grupos de edad excepto en la infancia donde aumenta del 29,5% de 2018 a un 30,3% en 2019 de los niños y niñas sigue en riesgo de pobreza o exclusión social en España. Este incremento de la pobreza infantil rompe una tendencia a ir reduciéndose ligeramente desde 2014, año en el que se situaba en el 35,8%.
“Más de 1 de cada 3 niños se encuentran en situación de pobreza y exclusión social en España una cifra que, por primera vez se incrementa desde 2014 mientras que la pobreza se reduce en otros grupos de edad” señala Ricardo Ibarra, Director de la Plataforma de Infancia “Es importante señalar que estos datos son pre-covid por lo que es muy posible que en los próximos años veamos un aumento todavía mayor de la pobreza infantil en España si no se toman medidas urgentes”
La Encuesta de Condiciones de Vida analiza la información relativa a la renta, nivel de y composición de la pobreza y la exclusión social en España con indicadores comunes en la Unión Europea. Los resultados señalan mejoras en prácticamente la totalidad de parámetros analizados, reduciéndose el porcentaje de población en riesgo de pobreza y exclusión social del 26,1% al 25,3% y la tasa de riesgo de pobreza del 21,5% al 20,7% a excepción, de las tasas de exclusión y pobreza en la infancia. Esta tendencia diferente para la infancia también ocurre con la tasa de riesgo de pobreza severa donde crece del 12,4% al 13,1% frente a la población de mayores de 18 donde se reduce del 8,5 al 8,3%
Además, los niños y niñas más vulnerables han visto incrementadas ciertas carencias como son el acceso a una alimentación adecuada (no poder permitirse una comida que incluya proteínas cada dos días) que pasa de un 3,7% en 2018 a un 4,5% 2019 o la falta de acceso a un ordenador personal que pasa de un 7,8% en 2017 a un 8,2% en 2019 incrementándose la brecha digital.
En el caso del análisis por tipo de hogar, siguen siendo los hogares de un adulto con uno o más niños dependientes los más afectados por el riesgo de pobreza y exclusión social, aunque desciende levemente. En 2019 el 46,8% de las personas vivían en hogares formados por un adulto con hijos dependientes a cargo se situaban en riesgo de pobreza o exclusión social, una cifra que disminuye con respecto al 50% de 2018. Las menores tasas de riesgo de pobreza o exclusión social se dan en los hogares sin niños dependientes.
El lugar de residencia tiene consecuencias directas en el riesgo de estar en situación de pobreza. Por Comunidades Autónomas, las más afectadas por el riesgo de pobreza o exclusión social (tasa AROPE) Extremadura (37,7%), Andalucía (37,7%) y Canarias (35,0%) frente a las menos afectadas que son Comunidad Foral de Navarra (11,7%) y País Vasco (14,4%).
La Encuesta de Condiciones de Vida realiza, además, un análisis particular este año sobre la trasmisión intergeneracional de la pobreza, mostrando el impacto que la pobreza tiene en las oportunidades a futuro de los niños y niñas. Este análisis pone de manifiesto que la tasa de pobreza aumenta proporcionalmente según el número de niños y niñas en el hogar en adultos entre 25 y 59 años, con una tasa de riesgo de pobreza del 17,3% para los hogares con un solo niño o niña hasta el 32,5% para los hogares con 5 niños y niñas.
“Valoramos positivamente medidas como la aprobación del Ingreso Mínimo Vital que, según estimaciones del Alto Comisionado para la Lucha contra la Pobreza Infantil permitirá salir de la pobreza muy alta a más de 400.000 niños y niñas. Sin embargo, esta medida no alcanzará a los niños y niñas en situación de pobreza moderada y a otros colectivos vulnerables” explica Ibarra. “Es necesario que se articulen ayudas para apoyar a estas familias, asegurando la compatibilidad con la prestación por hijo a cargo y con las rentas de inserción autonómicas”.
Nuestro Estado de Bienestar no protege adecuadamente a los niños y niñas, como vienen señalando la Unión Europea y otros organismos internacionales. “Ante la llegada de la pandemia es previsible que estos datos empeoren. Por eso es necesario reforzar la ayuda a los hogares más vulnerables, y el Ingreso Mínimo Vital es insuficiente para cubrir las necesidades de todos los niños en riesgo de pobreza. Es necesario aprobar una prestación para la crianza para romper esta tendencia” ha añadido Ibarra.
La tasa de riesgo de pobreza o exclusión social AROPE (At Risk Of Poverty or social Exclusion) se creó en 2010 para medir la pobreza relativa en Europa ampliando el concepto de la tasa de riesgo de pobreza, que solo contempla los ingresos. La tasa AROPE se construye con la población que está en riesgo de pobreza, con carencia material o con baja intensidad en el empleo. La población en riesgo de pobreza es un indicador relativo que mide desigualdad. No mide pobreza absoluta, sino cuántas personas tienen ingresos bajos en relación al conjunto de la población.