NUEVAS ADICCIONES
¿Nuevas adicciones sociales y sin sustancia? Efectivamente, existen como hábitos de consumo que comparten ciertos patrones de conducta típicos de una adicción tóxica.
- Tolerancia
- Síndrome de abstinencia
- Recaídas
- Dificultades a nivel familiar, social o económico.
Por tanto, entre las nuevas adicciones está el juego patológico, como amenaza para la salud pública, afectando especialmente a la población más joven y vulnerable socialmente.
Hace unos años, participé como investigador en un estudio sobre las salas de apuestas y el juego online, coordinado por la Asociación Atabal, que mostraba que 1 de cada 4 adolescentes y jóvenes extremeños/as padecían los problemas del juego patológico, iniciándose a partir de los 14-15 años a través de plataformas digitales. Mayoritariamente chicos, pues son actividades en espacios masculinizados, ya sean virtuales como físicos en establecimientos.
El dato más preocupante era que el 20% de los jóvenes jugadores había fracaso en sus intentos de dejar el juego. Este adicto siempre busca la primera sensación, las mismas emociones, hasta convertirse en ludópata.
Extremadura cuenta con más de 130 locales autorizados para apostar, preferentemente deportivas. Hace apenas tres años tan solo había 41 negocios de este tipo. Evidenciando que es un negocio creciente en una sociedad adultocéntrica que olvida a los más jóvenes, no favoreciendo su empoderamiento y emancipación vital.
¡No hagan sus apuestas, por favor! Eduquemos desde la infancia para que comprendan los riesgos del juego patológico, generalmente asociado al consumo de alcohol, tabaco y drogas ilegales.
Evitemos que haya más “perdedores” en la vida desde jóvenes, si logramos su inclusión como ciudadanía en la sociedad actual.
NOMOFOBIA
¿He recibido un mensaje? ¿Tendré una llamada perdida de alguien y no la escuché? Estas y otras cuestiones habituales, son la excusa perfecta para comprobar la pantalla de nuestros teléfonos móviles cada 10 minutos o quizás menos…
Sin duda, la telefonía móvil ofrece aplicaciones que facilitan la vida cotidiana, desde reservar hoteles y billetes de avión (¡cuando se podía viajar!) hasta comprobar las gélidas temperaturas padecidas estos días. Pero el problema no es el uso responsable, sino el abuso de estos dispositivos electrónicos.
Así, surge la tecnofilia definida como la pasión exagerada por la tecnología. Actualmente, la tecnofilia crece también por la gran dependencia que generan las tecnologías digitales, pues se observa el aumento progresivo de tecnofílicos y tecnofílicas, debido a las conductas adictivas relativas a Internet o las nuevas tecnologías.
Focalizo en la nomofobia, como el miedo irracional a permanecer un intervalo de tiempo sin el teléfono móvil. Algo que sucede a personas mayores y jóvenes, siendo preocupante cuando los adolescentes están 24 horas conectados los 7 días de la semana, con resultados negativos en sus relaciones familiares y el rendimiento escolar, además de los riesgos para la integridad física y mental.
Por tanto, el problema no radica en el objeto tecnológico, sino en el uso que puede degenerar en trastornos de la personalidad. Ese es el dilema en una sociedad de la información, que debe enseñarnos a asimilar más conocimiento para prevenir tales conductas adictivas, especialmente entre quienes están en proceso de formación integral.
Por cierto, teléfonos móviles inteligentes para personas más inteligentes.
CIBERADICCIONES
Por último, si les preguntará, ¿quiénes son el Rubius o TheGrefg? ¿Patry Jordan o Dulceida? Probablemente, si son mayores de veinte años no los conocerán, sugiriéndoles que si tienen curiosidad pregunten a personas jóvenes de su alrededor. Si son progenitores, les recomendaría que mantuvieran un diálogo abierto con sus hijos sobre éstos y otros nombres de videogamers e influencers. Ellos y ellas sí los conocen como followers de sus canales de videojuegos online y de YouTube.
Pero más allá de criticar a estos personajes influyentes en Instagram, TikTok o Twitch, nos preocupan las conductas adictivas por el mal uso y abuso de los dispositivos electrónicos conectados a Internet. Las ciberadicciones, que trastornan la personalidad del individuo, especialmente entre quienes están en proceso de formación integral.
El riesgo de sobrepasar un número de horas cada día delante de una pantalla puede afectar al desarrollo emocional del adolescente, y más en universos simulados de violencia y lujuria, observados en muchos videojuegos.
Y qué decir del ciberbullying, ese acaso y derribo entre adolescentes y jóvenes a través de las redes sociales, que puede llegar a la destrucción de la persona. Y peor aun cuando los adultos abusan de la confianza de menores a través de redes sociales.
Sin duda, nos enfrentamos a un reto social que demanda más educación mediática y alfabetización informacional, de pequeños y de mayores.
Santiago Cambero Rivero
Doctor en Sociología y profesor de la Universidad de Extremadura