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Presentamos nuestra investigación sobre el impacto del uso de redes sociales en la salud mental de la juventud

El proyecto de investigación “Uso de redes sociales y salud mental en la juventud” se ha centrado en la relación entre la salud mental de la juventud y el uso que hace ésta de las redes sociales. Algunas preguntas que pretendíamos resolver eran: ¿Influye de alguna forma el uso de redes sociales en la salud mental de la juventud? ¿De qué forma se relaciona con la ansiedad, el estado de ánimo o el bienestar? ¿Afectan a la propia imagen corporal? ¿Qué ocurre cuando se reduce al mínimo su uso?

Esta investigación ha apostado por un enfoque longitudinal, como parte de un diseño experimental que fuese capaz de determinar no sólo la correlación entre ambos fenómenos, sino su posible relación causa-efecto. Esta metodología permite conocer la direccionalidad de la relación entre tiempo de uso de redes sociales y salud mental. Ante una correlación negativa entre ambas variables, usualmente no podríamos saber si es el uso de redes sociales el que empeora la salud mental o si ocurre a la inversa (que una peor salud mental conlleve un uso mayor de redes sociales). Incorporar un experimento, consistente en comprobar el efecto de reducir al mínimo el uso de redes sociales durante una semana, es una de las fortalezas de este proyecto.

Otra fortaleza del estudio es el uso de medidas objetivas para medir el tiempo en redes sociales. Las funciones de bienestar digital que incluyen la mayoría de teléfonos móviles son el método más preciso para conocer el uso real de redes sociales de las participantes.

La investigación ha destacado por mostrarse útil para conocer el uso que hace la juventud de las redes sociales tanto desde una perspectiva cuantitativa como cualitativa. Gracias a las participantes, sabemos que Instagram y TikTok son las redes sociales más utilizadas por la juventud en la actualidad, y que les dedican respectivamente un promedio 45 minutos y una hora al día. También que suelen utilizar perfiles privados y comunicarse con personas que ya conocen de otros entornos, aunque casi la mitad tiene también amistades virtuales.

Las redes sociales son una fuente de información. Las personas participantes refieren que usan el contenido de cuentas de Instagram o TikTok como apoyo para los estudios, para aprender recetas… Particularmente, algunas jóvenes inmigrantes las utilizan para aprender español. También son un medio de socialización que permite conocer personas o grupos afines. En varias intervenciones cuentan haber empezado a hablar más con compañeros de clase, haber encontrado pareja o haber formado grupos con una afición en común gracias a la interacción por redes sociales.

Los problemas que encuentra la juventud en redes sociales tienen que ver con formas de ciberacoso específicas de éstas (suplantación de la identidad, imágenes falsas hechas por IA…) y con las comparaciones constantes con una versión idealizada de la realidad, lo que afecta a su autoestima, sus expectativas y su imagen corporal.

Las redes sociales se muestran, por tanto, como un entorno ambivalente, con riesgos y problemáticas asociadas, pero también con aspectos potencialmente positivos.  Es destacable aquí que la mayoría de las participantes refieren haber empezado a utilizar las redes sociales con su paso a la educación secundaria, a los 11 o 12 años.

En lo respectivo a las medidas de salud mental del estudio experimental, nuestros resultados apuntan a una ausencia de relación entre el uso diario de redes sociales y las medidas diarias de bienestar y estado de ánimo. En la semana donde una parte de las participantes reduce al mínimo su uso de redes sociales no se aprecia un impacto significativo en sus hábitos y actividades de ocio, ni en las medidas de salud mental mencionadas. 

Esto abre nuevas líneas de investigación e intervención. Si lo relevante para observar esta relación son los hábitos, estudiar este fenómeno semana a semana (o incluso mes a mes) puede ser mucho más esclarecedor que observar la relación día a día.

Por su relevancia para el día a día de la juventud, nos parece fundamental utilizar todo el conocimiento que se está generando al respecto de este tema para fomentar un uso responsable de las redes sociales. Esto implica otorgar herramientas contra las problemáticas detectadas en esta investigación y en otras previas (como es la exposición a discursos de odio), fomentar actividades alternativas a las redes en casos de uso excesivo o adictivo y, en definitiva, promover un uso que sea verdaderamente favorable para la juventud.

El informe de resultados puede descargarse aquí