
Nos encontramos hoy con Ingrid, que nació en una pequeña localidad de Holanda, estudió el equivalente en España a Pedagogía Especial y que ha ido ampliando su formación con cursos realizados en diferentes países del mundo como Alemania, República Checa, México y España, donde ha trabajado.
Por motivos de su compromiso con su iglesia, aterrizó junto a su familia en Talayuela, Cáceres. Hoy Ingrid y su familia realizan una labor que es reconocida tanto por la población migrante como autóctona. Donde exista un problema, allí está Ingrid, dando su apoyo, ayuda, consejos, organizando actividades con jóvenes con dificultades, etc. Su poco tiempo libre lo dedica a su huerto y a elaborar compotas y conservas de los productos del mismo.
Buenas tardes Ingrid.
Buenas tardes.
Nos gustaría conocer los motivos que te trajeron a Talayuela.
Os cuento. Yo estudié Pedagogía Especial en la universidad de mi país y quise ampliar mi formación, lo que me llevó a Alemania, luego a República Checa, de allí a México y desde México a España. En estos lugares compaginaba los estudios con trabajos, regresé a Holanda y allí conocí al que hoy es mi marido. En cierto momento decidimos volver a España, (ambos habíamos trabajado ya aquí y nos gustaba). Además mi marido ya tenía concedida la tarjeta de residente no comunitario. Llegamos primero a Murcia, donde estuvimos viviendo un tiempo, de allí viajamos a Navalmoral de la Mata, pero conocimos Talayuela y decidimos vivir aquí, somos misioneros de nuestra iglesia.
En Talayuela vivimos desde el año 2002, aquí han nacido mis cuatro hijos, tanto mi marido como yo trabajamos aquí, tenemos nuestra vida en Talayuela. Por el momento no está dentro de nuestros planes volver a Holanda, donde están mis padres y hermanas. Mantenemos una comunicación muy fluida con mi familia, tanto por llamadas telefónicas, video-llamadas como por visitas, mis padres sobre todo nos visitan cada poco, también hermanas y amigos/as y nosotros pasamos los veranos allí en Holanda. Con la familia de mi marido también mantenemos buena comunicación, lo que sucede es que están viviendo en diferentes países y nos vemos con menor frecuencia de lo que nos gustaría.
Desde que visité por primera vez España, me encantó y ahora mismo me cuesta mucho funcionar en mi propio país, y eso que al principio me parecieron los españoles y las españolas un poco toscos, no me trataron muy bien que digamos. Ahora, pasados los años, te digo que mi opinión es otra: son abiertos, no tanto como los mejicanos, sinceros, ellos a mí me ven nórdica y asombrados sobre todo al principio porque yo utilizo la bicicleta para desplazarme por el pueblo.
No me siento migrante ni he sentido un trato especial ni a favor o en contra por ser de otro país. Mi relación con personas migrantes comenzó en mi etapa universitaria, ya que en mi población de origen no existe apenas migrantes, si lo hay en las grandes ciudades.
A las personas que estén pensando en venir a España, les diría es que se lo piensen muy bien antes de venir si su idea es la de prosperar.