Se comparte una experiencia de vida de una vecina de Navalmoral de la Mata con el fin de sensibilizar sobre el proceso migratoria a toda la población:
Hola, me llamo, digamos que me llamo Meryem, aunque no es mi verdadero nombre.
Soy marroquí, llevo en España desde el año 2008, que me casé y mi marido, que ya vivía aquí desde hacía bastantes años me pudo traer porque había comprado un piso y tenía un trabajo.
Nací y crecí en Rabat, la capital de Marruecos, estudié y obtuve el título de bachillerato; después me formé realizando toda la formación del nivel profesional de peluquería, estética, masajista y varios más, todos relacionados con imagen y cuidados del cuerpo. Enseguida me contrataron en uno de los mejores centros de imagen de Rabat.
Mi llegada a Navalmoral de la Mata fue decepcionante: pasar de vivir en una capital a un pueblo fue muy duro para mí, me pareció un pueblo pequeño, feo, con pocos atractivos de ocio y cultura y yo que había tenido que dejar mi trabajo, mi familia, mis amigas, etc. No lo quiero recordar.
Si duro fue mi primer contacto con Navalmoral, imaginaros además que mi piso aquí era muy pequeño sólo tenía un dormitorio, un comedor una cocina y un aseo. Mi casa de Marruecos (la casa de mi familia) es muy grande y tiene tres plantas: en la planta baja está el garaje para los coches y un patio grande con jardín y una fuente en el centro, en las otras dos plantas están los dormitorios varios salones, aseos y una cocina muy grande y la terraza desde donde ves el mar, mi casa está en una gran avenida por lo que tanto de día y de noche hay mucha vida, ¡casi igual que aquí!!
Tengo que decir que mi familia dispone de buena situación económica. Mi padre, ya jubilado, ha ocupado un alto cargo en la compañía nacional de trenes de Marruecos, tenemos una gran finca donde se cultivan: granadas, higos, naranjas, limones, mandarinas y se cultivan muchas clases de verduras, algunos productos son para la exportación a Francia.
Después de medio superar la depresión que me dio, intenté buscar trabajo pero me fue muy complicado. Primero el idioma y aunque hablo francés como segunda lengua e inglés, no encontré nada para trabajar. Tampoco me servían mis estudios, por lo que empecé por aprender el español, lo conseguí pronto, luego me saqué el carnet de conducir en España, (el que yo tenía de Marruecos no me servía) y continué haciendo todos los cursos que podía para poder encontrar trabajo que no fuera trabajar en el campo, cosa que no me gusta, pero que he tenido que hacer alguna vez.
Al principio de mi llegada a Navalmoral de la Mata no le contaba a mi familia la verdad de cómo vivía aquí para que mi padre no sufriera (mi madre hacia poco tiempo que había fallecido cuando me vine a España), ni siquiera a mis hermanas se lo contaba. Hoy saben toda mi vida, que el hombre con el que me casé es veinte años mayor que yo, que pasamos muchos apuros y que gracias a mis amigos y amigas españoles me encuentro con fuerzas para seguir adelante y poder ofrecer a mis hijos un futuro. Quiero que estudien, que vayan a la universidad o que sean buenos profesionales en lo que les guste, pero sobre todo que sean buenas personas y sean felices.
Han pasado los años, soy madre de dos hijos, un chico y chica, tengo muy buenos amigos y amigas todos españoles. Con mis compatriotas no tengo amigos, son conocidos pero amigos de verdad solo son los españoles. Mis paisanos me hicieron la vida imposible desde el primer día, yo no usaba ni uso pañuelo, voy con mi marido o amigos a las cafeterías ó incluso sola, entro y salgo de mi casa cuando quiero, visto como cualquier mujer de Navalmoral, o España y como muchísimas mujeres en Rabat, me pinto y mi pelo unas veces es negro otras es rubio u otras del color que me quiera poner, uso pantalones… para ellos y ellas soy una mujer de “mala vida”, ahora ya no me importa lo que opinen o digan, tengo mi conciencia muy tranquila pero al principio me hicieron mucho daño.
Si alguien quiere venir de cualquier lugar a vivir a Navalmoral, le diría que se lo piense muy bien porque la situación actual no está nada bien y sobre todo que tengan formación y que la traigan homologada. También y no menos importante, que tengan algo de dinero para pasar al menos unos meses y por supuesto que vengan con un contrato legal porque si vienen sin tarjeta de trabajo les va a ser casi imposible salir adelante. Es cierto que en España hay ayudas, pero si no has cotizado no tienes derecho a recibirlas. Hay organizaciones como Cáritas que ayudan a las personas que no tienen para comer o te dan ropa pero eso no es vivir dignamente, al menos es lo que yo entiendo, creo que toda persona debe vivir dignamente con el sueldo de su trabajo en una casa más o menos grande pero una casa, y a poder tener alimentos para comer cada día y a ayudar a su vecino si ve que lo necesita y sin esperar nada a cambio.
Al principio de llegar a Navalmoral de la Mata, las personas españolas me parecieron muy serias y frías, estaba muy confundida. Hoy opino que son muy alegres, cariñosos y sobre todo con un gran corazón, son parte de mi familia ya.
En Rabat, hay bastante migración tanto de países de África como europeos y creo que habrá migrantes a los que se les trate bien y a otros no tan bien, lo que allí hay es mucho control de la policía porque allí vive el rey y toda su familia y porque en mi país hay muchísima policía por todos lados, ya sabéis el tipo de gobierno que hay.
A Rabat vamos de vacaciones siempre que podemos y mi familia vienen a visitarnos de igual modo, pero volver allí para vivir, creo bien que no, muy mal se tendrían que poner las cosas para volver definitivamente. Me gusta España y tanto mi marido como mis hijos y yo nos sentimos españoles.