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Entrevistamos a profesorado y orientadores de centros educativos sobre la promoción de la participación en los coles en el marco de Conoce, Educa, Protege.

Para la Liga de la Educación, la promoción de los derechos de la infancia y adolescencia son una prioridad. Este año, con el programa Conoce, Educa, Protege hacemos hincapié en la importancia de promover el derecho de la participación de niños, niñas y adolescentes para ser sujetos activos de sus comunidades.

El ámbito escolar es un espacio idóneo para fomentar la participación y son los agentes educativos las figuras adultas responsables de apoyar y velar por el cumplimiento de los derechos de la infancia y adolescencia. Por ello, queremos conocer la opinión de diferentes profesionales de la educación con el fin de conocer cómo se promueven los derechos de infancia y adolescencia desde los centros escolares y cuáles son las preocupaciones de los y las profesionales en materia de participación infantil enmarcado en los objetivos de desarrollo sostenible de la Agenda 2030.

Hablamos con Paula, orientadora de un centro escolar en Madrid implicado en la promoción de los derechos de la infancia y adolescencia. Paula, conocedora de esos derechos, comenta que se trabajan “de forma transversal, priorizando la educación, la libertad y la no discriminación”. De forma concreta, el derecho a la participación se promueve en su centro a través del desarrollo de las normas del centro, en los derechos y deberes del aula, a través del Consejo Escolar y representantes de alumnos y alumnas  y desarrollando actividades de participación en el día a día.

Los NNA tienen un verdadera participación activa en el centro, afirma que “los menores son los que deben formar parte activa del cumplimiento de sus propios derechos. Deben ser conocedores de los mismos y tener un papel activo en su consecución, mediante la crítica, la negociación, la exposición…”

Paula identifica la falta de tiempo o de formación del profesorado y el día a día que hace centrarse en lo curricular y meramente académico, como obstáculos que impiden centrarse, en ocasiones, en la efectividad de los derechos de infancia y adolescencia como les gustaría.

Es importante ser conscientes de estos obstáculos, además Paula recalca el papel mediador que tiene el/la profesional de la educación de cara a hacer partícipes a sus alumnos/as. Esta figura sería responsable “de dar estrategias de toma de decisiones reflexionada, valorando consecuencias…Incidiendo en la responsabilidad personal como llave de la responsabilidad social que tiene consecuencias en nuestro día a día”.

Paula ha vivido en primera línea las consecuencias de la pandemia en el contexto escolar. Algunas de ellas son el abuso de tecnologías, la parte emocional desatendida, los miedos, la falta de contacto físico…y recalca que «las consecuencias de la pandemia también dependen de las oportunidades y de los recursos que disponga cada niño/a o adolescente y su familia» mientras señala que el abuso de tecnologías se produce entre quienes tienen esos recursos tecnológicos para las clases a distancia.

Para evitar en la medida de lo posible agravar esas consecuencias, en los centros docentes se ha trabajado con las directrices de inspección y dirección de área. Se han desarrollado programas de atención COVID, de tutorías, de seguimiento emocional, de situaciones de duelo…Se ha trabajado la idea de la salud y el respeto a los mayores. Se han dado recursos económicos, seguimiento a las familias… programas de refuerzos curriculares por la falta de contenidos durante la época de confinamiento. En conclusión comenta Paula: “En nuestro centro al menos, sí se ha desarrollado un plan de atención COVID”.