La edición de 2018 del programa Viajando a Utopía, un curso de Educación para el Desarrollo de la Liga Española de la Educación, comenzó el primer día que los y las participantes se pusieron cara, en primavera de este año.
El viaje a Ayacucho (Perú) con el que culminó el proyecto «fue preparado desde la toma de realidad del quiénes somos y por qué decidimos realizar dicho curso de Educación para el Desarrollo», explica Sonia Ortega, técnica voluntaria organizadora del programa. «Tomamos conciencia del mundo en el que vivimos, de lo que conocemos, de las desigualdades que existen, por qué se producen, qué herramientas tenemos para combatirlas, qué se está haciendo y qué podemos hacer nosotras y nosotros», añade.
Tras el proceso formativo en Educación para el Desarrollo que tuvo lugar en España, solo había 5 becas disponibles para viajar al terreno. El alumnado del curso decidió por consenso quiénes estaban preparados para realizar e viaje. Realizamos cartas de motivación que fueron leídas en voz alta entre nosotros y nosotras, con el fin de poder decidir de forma objetiva. El grupo se ha caracterizado por sus ganas de experimentar y aprender. Desde la heterogeneidad de sus diferentes especialidades destacan la educación, la ingeniería y la medicina.
«Una vez programado todo el viaje surgieron los nervios a flor de piel y las ganas por sumergirse en la cultura peruana, los incas, el quechua, su historia… Para todas ellas, era la primera vez que cruzaban el charco«, explica Ortega. «Dudas, preguntas, expectativas, personas, vidas, sueños por conocer era lo que pasaba por la cabecita de estas grandes personas que tenían la oportunidad de realizar esta estancia».
La acogida por parte de Tarea, la organización contraparte de la Liga de la Educación en Perú, fue «maravillosa». Ofrecieron danzas, cantos y comida típica para acercar a las visitantes a la cosmovisión andina, y garantizaron la bienvenida del grupo. «El choque cultural la primera vez que llegas a cualquier zona andina es inevitable y bello de experimentar siempre que haya habido un proceso de conocimiento previo que rompa el pensamiento etnocultural», explica esta técnica. A lo largo del viaje, las participantes fueron aprendiendo y sumergiéndose en los diferentes proyectos bilingües que se llevan a cabo en Tarea y la Liga.
«Ha sido una experiencia de aprendizaje que nos ha dado una visión más amplia del mundo. Hemos conocido a una comunidad bilingüe que lucha por mantener su cultura andina. Conocer el buen vivir sin estrés, el amor por la tierra…. Ha sido un proceso de transformación personal, sobre la conciencia del mundo global», añade Sonia Ortega. «Y sobre todo hemos tenido la oportunidad de replantearnos y cuestionarnos la forma de nuestro de ser y de vivir. Se han compartido todo tipo de vivencias tanto del conocimiento como el emocional. ¡Seguimos soñando!».
