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El 4 de septiembre, Día Mundial de la Salud Sexual, la Liga Española de la Educación y la Cultura Popular reivindica la salud sexual como un aspecto fundamental y pide que se trabaje desde las instituciones y la sociedad por el respeto y la garantía de los derechos sexuales y reproductivos sin barreras, discriminaciones, ni vulneraciones.  Además, ponemos el foco especialmente en la educación sexual, recordando que no es un derecho secundario, sino fuente de salud y bienestar.

La Organización Mundial de la Salud (OMS) define la salud sexual como un estado “de bienestar físico, mental y social en relación con la sexualidad”, que no se limita solamente a la “ausencia de enfermedad, disfunción o incapacidad”, sino que exige “un enfoque positivo y respetuoso de la sexualidad y de las relaciones sexuales”.

Sin embargo, los derechos sexuales siguen siendo vulnerados en todo el mundo, también en nuestro país. En España, siguen aumentando las denuncias por agresiones sexuales con penetración, la educación sexual sigue siendo deficiente frente al consumo de porno, algunas Infecciones de Transmisión Sexual (ITS) como sífilis y gonorrea siguen creciendo y se extienden los discursos de odio contra la población LGTBI. En este contexto, es más importante que nunca reforzar la defensa de los derechos sexuales y reproductivos. Por eso, las instituciones y la sociedad en su conjunto tienen la responsabilidad de protegerlos y promoverlos.

Desde nuestra organización creemos que la educación es una herramienta clave para hacer efectivos estos derechos. Educar en igualdad, en respeto y en diversidad es el primer paso para construir comunidades donde todas las personas puedan vivir su sexualidad de manera plena, segura y libre.

Por eso, recordamos que:

  1. La libertad sexual es un derecho

Implica poder vivir la sexualidad sin coerción, discriminación ni violencia, respetando la diversidad de orientaciones, identidades y expresiones de género. Defender este derecho significa garantizar que cada persona pueda decidir cómo, cuándo y con quién ejercer su sexualidad.

  1. La autonomía, integridad y seguridad sexuales del cuerpo son un derecho

Cada ser humano es dueño de su propio cuerpo y no es tolerable ningún tipo de abuso, agresión o práctica que atente contra la integridad física o emocional. Solo sí es sí.

  1. La privacidad es un derecho

La intimidad es un valor fundamental. Nadie debería ser juzgado ni expuesto por sus elecciones sexuales, siempre que sean libres y consensuadas. El derecho a la privacidad protege nuestra vida íntima y garantiza que las decisiones personales no se conviertan en objeto de estigma o discriminación.

  1. La equidad sexual es un derecho

La salud sexual solo puede ejercerse plenamente en un contexto de igualdad. Esto supone eliminar barreras de género, orientación sexual, identidad, discapacidad, etnia o situación económica. La equidad sexual busca que todas las personas tengan las mismas oportunidades para disfrutar de su sexualidad y acceder a servicios de salud de calidad.

  1. El placer sexual es un derecho

El placer es una parte natural de la sexualidad y, desde luego, no debe ser un tabú. Reconocerlo implica derribar prejuicios culturales y religiosos que históricamente lo han limitado, sobre todo en mujeres y personas LGTBI. El derecho al placer está directamente relacionado con el bienestar, la autoestima y las relaciones saludables.

  1. La expresión sexual emocional es un derecho

La sexualidad no es solo un acto físico, también es comunicación, afecto, ternura y vínculo emocional. Este derecho defiende la libertad de expresar sentimientos y emociones en el marco de la sexualidad, sin miedo al rechazo ni a la censura social.

  1. La libre asociación sexual es un derecho

Toda persona tiene derecho a decidir con quién vincularse, ya sea en relaciones formales o informales, estables o circunstanciales, monógamas o no. Lo importante es que exista consentimiento y respeto mutuo. La libre asociación sexual reconoce la diversidad de formas de amar y relacionarse.

  1. La toma de decisiones reproductivas, libres y responsables es un derecho

Decidir si tener o no hijos, cuándo y con quién, es un derecho básico. Incluye el acceso a métodos anticonceptivos seguros, a servicios de salud reproductiva y a la interrupción voluntaria del embarazo. También significa poder vivir la maternidad o la paternidad de forma libre, consciente y sin imposiciones externas.

  1. La información basada en el conocimiento científico es un derecho

Contar con información veraz, actualizada y accesible es esencial para tomar decisiones responsables. Este derecho exige que los Estados y las instituciones garanticen la difusión de contenidos basados en evidencia científica, alejados de prejuicios, desinformación o ideologías restrictivas.

  1. La educación sexual integral es un derecho

La educación sexual va mucho más allá de explicar la anatomía. Es un proceso que aborda la diversidad, el respeto, la igualdad, la prevención de riesgos y la construcción de relaciones sanas. La educación sexual integral dota a niñas, niños, adolescentes y jóvenes de herramientas para tomar decisiones libres, informadas y responsables.

  1. La atención de la salud sexual es un derecho

Todas las personas deben tener acceso a servicios de salud sexual de calidad, confidenciales, accesibles y respetuosos. Esto incluye la prevención, diagnóstico y tratamiento de infecciones de transmisión sexual, el acompañamiento en procesos reproductivos, el apoyo psicológico y la atención a situaciones de violencia sexual.

Consulta nuestras guía sobre educación afectivo sexual.