91 594 53 38
laliga@ligaeducacion.org

Noticias

La Liga de la Educación y la Fundación Cives construimos Ciudadanía Social

Intervención de Victorino Mayoral Cortés, presidente de la Liga Española de la Educación y de la Fundación Cives en la inauguración de la Escuela de Verano de la Liga de la Educación, celebrada entre el 21 al 23 de junio del año 2019.

En «Zamora, la bien cercada», como se la describía en los antiguos cronicones. «Zamora no se ganó en una hora», como reza el dicho popular, pero la Liga de la Educación lleva treinta años trabajando y practicando la solidaridad y los valores cívicos con varias generaciones de zamoranas y zamoranos. Es por ello que este acto es también una ocasión más para rendir el homenaje que se merecen los socios y socias, directivos y personal técnico de la Liga Zamorana, especialmente a Dionisio y Jaime y al gran relevo que llegó con Pilar de la Higuera.

Nuestra Escuela de Verano es, además de formación, un gran encuentro entre todas las personas que formamos esta gran comunidad que es la Liga de la Educación. En este caso una asamblea de más de 130 personas procedentes de las diferentes Ligas Federadas, programas, centros y servicios que tenemos en los diversos territorios de nuestro país.

Construyendo Ciudadanía Social. Porque sin Ciudadanía Social, no está completa la Ciudadanía. Porque sin la ciudadanía social no puede existir un Estado Social y Democrático de Derecho.

Es por ese motivo que en esta Escuela de Verano vamos a hacer una inmersión teórica y práctica sobre el significado y los retos que en nuestros días tiene la Ciudadanía Social.

  • Sus bases constitucionales en el Estado Social de Bienestar (Gregorio Cámara).
  • Los fines y objetivos sociales de la educación para crear Ciudadanía Social desde la escuela (Francesc Hernández Dobón).
  • La lucha contra la pobreza, la exclusión y la desigualdad en la sociedad actual (José Manuel del Barrio).
  • La pobreza infantil y como combatirla (Francisco Javier Moreno y Santiago Cambero).
  • La Agenda 20/30 como nuevo contrato global para la convivencia y la Ciudadanía Social (Alba Ambrós).
  • Las amenazas de involución social, xenofobia y populismo. Vías mediáticas de difusión y como neutralizarlas (David Redoli).

Tras la gran crisis económica y social, cuyas secuelas negativas aún no han sido superadas, se ha generalizado la publicación de investigaciones sociológicas, análisis y pronunciamientos de actores mediáticos, políticos, empresariales, sindicales y universitarios sobre el incremento y la gravedad que ha tenido la desigualdad, la pobreza y la exclusión social, incluso en países económicamente avanzados, entre los cuales se encuentra España, con un importante y paralelo crecimiento de la riqueza de una minoría privilegiada de ricos que han incrementado sus patrimonios en momentos en que se incrementaban las capas de trabajadores pobres con empleos precarios.

Recientemente se ha hecho público el informe Foessa- Caritas 2019 que viene a demostrar, una vez más, la gravedad y alcance cuantitativo del problema social de nuestro tiempo, caracterizado por un incremento imparable de la desigualdad, la exclusión y la pobreza. Algo que a nosotras y nosotros, como agentes activos de la intervención social, se nos manifiesta cotidianamente en todos nuestros programas.

Resumamos los datos más relevantes que para España nos aporta el informe Foessa:

  • 8,5 millones de personas excluidas (el 18,4% de la población total). Con 1,2 millones más de personas excluidas que en 2007.
  • 4,1 millones de personas en situación de exclusión social severa (1,5 millones de hogares)
  • La aparición de un 14% de trabajadoras y trabajadores pobres, fenómeno que manifiesta un progresivo incremento.
  • 6 millones de personas que han configurado un enorme grupo de sociedad insegura, que pone de manifiesto su temor a caer en la exclusión y que constituyen un segmento en riesgo también de caer en la próxima crisis y orientar sus votos a aquellas formaciones ultras que les prometan protección.
  • Por lo que se refiere a las personas migrantes, su riesgo de exclusión se multiplica por 2,6 entre las personas extracomunitarias. De ellas, el 47 % se sitúa en la exclusión social, y el 26% en la exclusión social severa.

Según el informe Foessa, también aquí se ha instalado el rechazo a la persona extranjera, debido a que muchas personas están afectadas por su miedo ante una sociedad de descenso y perdida de estatus, estimulada por algunas formaciones políticas y sectores mediáticos que están generando alarma frente a hipotéticas invasiones descontroladas de emigrantes y provocando brotes de xenofobia. Omitiendo que los emigrantes aportan el 10 % de los ingresos de la Seguridad Social, el 50 % de la población española piensa, gracias a informaciones inciertas y engañosas, que reciben más de lo que aportan.

El balance general del informe Foessa es que existen espacios en nuestra sociedad en los que la integración tiene bases muy débiles y también la existencia de una exclusión social severa que se ha enquistado.

Concluyendo, los retos para el logro de una Ciudadanía Social en nuestro país se situarían en los siguientes términos: lograr la igualdad entre hombres y mujeres; lograr la integración social y económica de los más jóvenes; la inserción laboral de los adultos; la protección de las familias más débiles; la integración o inclusión de los emigrantes; la reducción o eliminación de la pobreza infantil.

Esos son también los retos que tiene la Liga Española de la Educación en el desarrollo de las políticas públicas en las que participamos. Aparte del conocimiento de los datos económicos y sociológicos, no es necesario que alguien venga a contarnos lo que nosotras y nosotros vemos y comprobamos en las ciudades y barrios donde desarrollamos nuestra intervención: Xenillet en Torrent (Valencia), Barrio de los Reyes Católicos en Alcalá de Henares, barriada de la Data en Plasencia, barrio de las 3000 viviendas en Sevilla, barrio de la Fuentecica en Almería y otros muchos más de características similares en los que tratamos de llevar la intervención socioeducativa en diversas manifestaciones, como expresión de solidaridad para activar la conquista de la Ciudadanía Social por parte de todos sus habitantes.

No es necesario que nadie nos lo cuente. Tal es la cruda realidad de nuestro país y de nuestros días. La realidad de una «sociedad del descenso», de la precariedad y de la desigualdad. Una sociedad que nos describe el economista germano Oliver Nachtwey en La sociedad del descenso. Precariedad y desigualdad en la era postdemocrática. «Un cambio social fundamental que se está produciendo en la mayor parte de los estados capitalistas occidentales: de una situación de ascenso e integración social se ha pasado a una situación de descenso, precariedad y polarización a nivel social». Según este autor, la era de la modernidad social, del Estado Social o de «Bienestar» ha ido desapareciendo. Una era en la que se derribaron barreras de clase, aumentaron la movilidad social y las posibilidades de acceso a la educación, lo que permitió que muchos hijos e hijas de clase obrera alcanzaran un nivel, hasta entonces desconocido, de oportunidades. Se experimentó el gran cambio: «de proletarios se convirtieron en ciudadanos». En nuestros días sin embargo han desaparecido recursos y voluntad de integración social. El Estado Social se ha reconvertido y los derechos sociales se han reducido.

Como consecuencia de todo ello se están extendiendo la apatía, la marginación social y lo efectos antidemocráticos que todo ello arrastra. En las capas medias los temores al descenso y las exigencias de distinción social generan fenómenos de xenofobia y de organizaciones supremacistas como los «Europeos Patriotas contra la islamización de Occidente» y «Alternativa para Alemania». Más otras organizaciones similares que han ido apareciendo en muchos Estados de la Unión Europea, incluida España, y americanos, como EEUU y Brasil.

La «sociedad del descenso» es aquella en la que no solamente el ascensor social se ha paralizado, sino también en la que la escalera mecánica social para una mayoría sigue yendo sin parar hacia abajo, pisoteando los derechos sociales y económicos de la Ciudadanía Social, mientras que la escalera mecánica de la minoría social sigue desarrollando también su imparable ascenso.

Como dice Oliver Nachtwey, «el miedo al descenso engendra de por sí autoritarismo» y otros efectos negativos, como visiones históricas regresivas, teorías conspiratorias, de modo que «el descontento con los partidos, la política y los órganos constitucionales degenera en el menosprecio de estas mismas instituciones y actores». Resentimiento. Extremismo ultraconservador. Prejuicios antislámicos, contra gitanos, contra refugiados, contra homosexuales etc. La islamofobia es el «envoltorio de un nuevo racismo que predica la supuesta superioridad de la cultura occidental». Esto también va acompañado de argumentaciones y noticias falsas, relacionadas con la invasión islamista y la pérdida de las raíces cristianas, cuyo adalid es el presidente húngaro Orbán, un país cuyo número de inmigrantes es muy reducido. Ocurre como en la Sajonia alemana, donde los musulmanes constituye solamente el 0,1 % de la población y pese a lo cual las organizaciones xenófobas y populistas han expandido el miedo a una invasión cultural por parte de hipotéticos invasores extranjeros.

Por todo ello, entre las causas más necesarias en las que podemos y debemos empeñarnos en nuestros días quienes formamos parte de la Liga de la Educación, la más importante es la lucha por la igualdad, por la conquista de la Ciudadanía Social, por el retorno de la cohesión social que solamente proporciona el Estado de Bienestar, por el destierro de las desigualdades lacerantes que hacen insostenible la convivencia, la equidad e incluso la estabilidad en sociedades en las que ha vuelto a predominar el peor espíritu capitalista del lucro y el individualismo egoísta, convertidos en dogmas que arrastran hacia la degradación generalizada en lo social, lo económico, lo político y de la ética pública.

En esta tesitura tan delicada, nosotros como Liga de la Educación y Fundación Cives, coherentes con nuestras raíces ilustradas y progresistas y con nuestros principios de Solidaridad, Laicidad y Ciudadanía, asumimos una posición decididamente beligerante en contra de las discriminaciones y desigualdades y a favor de quienes están desposeídos de los bienes y servicios por medio de los cuales se accede a la Ciudadanía Social y, en consecuencia, a la Ciudadanía misma.

Demandamos que la Ciudadanía Social sea parte de la agenda política y gubernamental de todos los poderes públicos, en la escala en la que nosotros participamos en ejecución de políticas públicas y sociales, de municipios, CCAA, Estado Español y UE.

Además de prestar servicios y programas socioeducativos eficaces y de calidad, queremos ser agentes reivindicativos, poniendo voz a nuestros ciudadanos y ciudadanas. Nuestra acción no se agota, pues, con la mera correcta aplicación del programa financiado con fondos públicos. Debemos reivindicar y apoyar a los colectivos más vulnerables y exigir que la Ciudadanía Social sea un estatus que todos deben lograr.

No basta con luchar contra la pobreza y la exclusión social, porque lo fundamental es abordar el grave problema de la desigualdad. No basta con intervenir solamente para ayudar a quienes están en situación de miseria y de pobreza; hay que batallar para cambiar las condiciones, para que los derechos de Ciudadanía Social sean derechos fundamentales inequívocamente pertenecientes a todos como ciudadanos y ciudadanas de un Estado Social y Democrático de Derecho.

Tal ha sido el compromiso y el objetivo central de todos nuestros programas y el esfuerzo de todos nuestros equipos de educadores y educadoras, técnicos, gestores, especialistas, socios, voluntarios y directivos de la Liga Española de la Educación. A todos ellos queremos mostrar nuestro reconocimiento y agradecimiento por su contribución a los éxitos alcanzados y también por la solidaridad y el esfuerzo mostrado ante tantas dificultades como hemos tenido que sortear. Y, desde luego, también a las Administraciones Publicas con las que colaboramos en la ejecución de políticas públicas de intervención social y educativa.

Estamos satisfechos por haber asumido un año más la responsabilidad de proporcionar la primera educación inclusiva y de calidad a 1093 niñas y niños de 0 a 3 años, colaborando estrechamente con sus 1093 familias. En este espacio de intervención socioeducativa con la infancia y los menores, es preciso resaltar la generosa solidaridad de Jorge Luengo, un mago de renombre y padre de uno de los niños que se escolarizan en el Dulce Chacón de Plasencia. Nuestra colaboración con las familias ha tenido un año más el éxito y el compromiso de la Escuela de Familias de la TV 8 de Zamora y de la muy activa y pedagógica de Palencia.

Orgullosos también por haber logrado que 630.893 personas visualizaran nuestra campaña «Conoce, Educa, Protege», de sensibilización sobre los derechos de la infancia y de la adolescencia. Como también queremos hoy celebrar el éxito extraordinario logrado por el programa «Construyendo Ciudadanía en las aulas» que la Liga Giennense ha realizado en colaboración con la Fundación Cives.

Sin desmerecer los restantes programas realizados en 2018 que figuran en nuestra Memoria, es preciso destacar el significado del programa contra el absentismo escolar y animación comunitaria realizada por la Liga de la Educación durante treinta años en el barrio de Xenillet del municipio de Torrent. Los éxitos logrados, los cambios educativos, personales y sociales producidos y, pese al prolongado esfuerzo durante tantos años, los nuevos retos que comporta la lucha contra la exclusión de muchos vecinos del barrio, nos han llevado a concederle una distinción a este importante programa.

Y para finalizar es preciso señalar nuestra creciente participación de la Liga de la Educación y la Fundación Cives en programas financiados por la Comisión Europea en los que como ciudadanos y ciudadanas de Europa hemos colaborado con otras organizaciones no gubernamentales de diferentes países de la Unión. Formando en competencias interculturales y en la resolución pacífica de conflictos por razones identitarias (Proyecto GEAR), o trabajando en los centros escolares con su alumnado, los valores de fraternidad, solidaridad, inclusión, tolerancia y respeto a la diversidad (Proyecto Let’s Play the Fraternity Card in Europe). Y también haciendo frente al discurso del odio, la xenofobia, el racismo y las noticias falsas, desgraciadamente tan presentes en la sociedad actual (Proyecto IntoEurope). Es decir, sin duda alguna, tratando siempre de hacer realidad los valores y fines de nuestra organización