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El 8M es la lucha por la ciudadanía plena

Por Victorino Mayoral Cortés
Presidente de la Liga Española de la Educación.

(A propósito de la sentencia del Tribunal Europeo de Derechos Humanos)

El 8M es la lucha por la igualdad de las mujeres, sin la cual no existe la ciudadanía. Debemos partir de la realidad si queremos transformarla: los derechos fundamentales no son divisibles, y si no son iguales, es que tampoco son libres y, por tanto, aunque esté escrito en las normas más superiores, no se las reconoce en la práctica como ciudadanas. Porque la ciudadanía es el ejercicio y disfrute pleno y real de las libertades y derechos proclamadas por la Declaración Universal de Derechos Humanos, de las libertades y derechos garantizados por las Constituciones, las leyes, los tribunales, las administraciones y la sociedad en general de cualquier Estado de Derecho que merezca ese nombre .

¡La igualdad! La segunda bandera de la trilogía revolucionaria formalmente proclamada por primera vez, pero al parecer solamente para disfrute de los hombres, en 1789; una bandera irrenunciable para la totalidad del género humano y el modo de vida democrático que dificultosamente progresa para las mujeres desde hace ya más de dos siglos, sin haber conseguido todavía, al comenzar el siglo XXI, dotar a la mitad de los seres humanos de la definitiva equiparación de las mujeres con los derechos civiles, políticos, sociales, económicos y culturales que pertenecen a todos.

Hubo un tiempo de esperanzas y de avances, a veces más formales que reales, desde que en 1910 la II Conferencia Internacional de Mujeres Socialistas celebrada en Copenhague decidió establecer el 8 de marzo como Día Internacional de la Mujer Trabajadora. Pero hoy, sin haber alcanzado todavía la igualdad que en legítimo derecho les pertenece como ciudadanas, aparecen y crecen síntomas preocupantes de retroceso que deben ser combatidos. Y no es lo más grave el espectacular y sonoro rebuzno de un ultramachista eurodiputado polaco, al que tan acertadamente contesto nuestra eurodiputada Iratxe Garcia. Además de las conquistas aún no logradas, como la igualdad salarial, o la insoportable cadencia de asesinatos y violencia de género, aparecen en el horizonte nubarrones obscuros impulsados por vientos de retroceso histórico representados por los fundamentalismos religiosos, la condena de la llamada ‘ideología de género’ por parte de la Iglesia, sumados a las tendencias populistas autoritarias y reaccionarias que circulan por sociedades europeas y los EEUU de América -con la llegada de un presidente misógino a la Casa Blanca. Y aquí también, entre nuestros más jóvenes y adolescentes, los controles posesivos y la tribalización y el primitivismo reaparecido de las relaciones y jerarquías entre los sexos.

La revolución de la mujer, que no es otra cosa que su conquista de todas las libertades y derechos de ciudadanía, en su más evolucionada progresión, es la garantía del triunfo pleno del modo de vida y valores democráticos, de una democracia de hombres y mujeres iguales. Este es, a nuestro juicio el compromiso que se renueva cada celebración del 8M; el compromiso de construir un Nuevo Mundo para una humanidad integral y completa de seres humanos iguales en derechos y libertades.

Por todos esto motivos, hoy 8 de marzo vamos a decir basta. La Liga de la Educación apoya el más que justificado paro internacional de las mujeres convocado hoy por el movimiento Ni una menos al que se han sumado ya 45 países para reivindicar la igualdad entre hombres y mujeres. La huelga de consumo y de brazos cruzados pretende poner de manifiesto que si ellas paran, todo se para.

Ni una menos.
Por la igualdad real entre hombre y mujeres.

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